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-Soy el seguidor número 9, por el permiso que me ha otorgado Dos para poder entender el lenguaje español, voy a contar algo de mi vida que involucra a Nueve, el dueño de la imaginación, y Seis, canto de muerte, al mundo humano. Es la primera vez que alguien de Cero pueda publicar algo al mundo humano. ¡Grande Infinito y Numbers por la eternidad!-
Era de noche, daba un paseo para calmar mis nervios de los problemas universitarios, era muy tranquila, más por un dulce canto que atraía, hasta quería saber de quién era la dulce voz ya que se escuchaba muy cerca. No lo pensé dos veces y fui a investigar. Cuando me acerqué al parque del lugar, me escondí para no interrumpir ni se diera cuenta de mi presencia. Veía a una niña, con una apariencia que parecía de fantasía, pelo largo de color lima, un vestido negro que parecía quedarle grande, y un extraño collar blanco en su cuello, quedé fascinado hasta que noté que le iba muy mal, no tenía su ojo izquierdo, pero a pesar de eso, seguía cantando la pobre niña.
Luego pensé en ayudarla llevándola a un hospital pero al casi salir de mi escondite apareció un sujeto de apariencia extraña, traje blanco, cabello medio largo blanco, y un sombrero de copa blanco con la cinta inferior azul. Parecía que vino por la misma razón que yo, y pensé que él la ayudaría así que me quedé observando. Se acercó a la niña, se arrodilló y la abrazó, quedé un poco conmovido.
Después de unos momentos, paró de cantar. El tipo de blanco la dejó acostada en el suelo con una sonrisa, sentía rabia porque pensé que le había hecho algo. “Bienvenida, Seis” fue lo que pude escuchar del tipo, pensaba en salir para partirle la cara porque estaba sonriéndole a una niña muerta, pero algo me detuvo. Antes de poder salir, él miraba a donde yo me escondía, como si ya me hubiera descubierto. Con una voz serena dijo, “Pronto la volverás a escuchar, una voz tan delicada no debe perderse, y cuando la escuches, estarás a sus pies. Nos vemos cuando tengas cosas que ames”.
Después de que terminara de hablar se marchó. No sabía qué sentir así que decido volver a mi casa a descansar.
Pasan los años, despertar, practicar en el arte del dibujo, ver programas de arte, toda clase de cosas para poder hacer en mi lienzo todos los días. Un gran tiempo pasó para darme cuenta que ya daba clases de arte en un salón, mi sueldo no era del todo malo pero era compensado con materiales para poder llevarlos a mi casa.
Un tiempo ha pasado para tener al amor de mi vida, tenía una hermosa voz, le gustaba el arte, compartía conmigo sus ideas también, y ahora nosotros compartimos la vida con nuestro futuro hijo. Ella era mi inspiración de cada día, de vez en cuando hacía retratos de ella, todo el tiempo ha sido así.
Al esperar mi transporte, porque quedaba muy lejos el lugar donde trabajaba, una niña de aspecto familiar se pone a mi lado, nos miramos el uno al otro y no puedo dejar de pensar que ya la había visto. “Nueve dice que canto bien, ¿quieres oírme?” fue lo que dijo, yo le respondí que no debía andar sola por las calles hablando con cualquiera. Mi transporte llegó y me despedí de la niña al subir. Cuando estaba en marcha, recordé algo que me dejó la piel de gallina, que la niña que me habló hace un momento, había muerto.
Al volver a casa por la noche como siempre, encuentro la puerta abierta, entré lentamente y vi de nuevo a la niña pero con compañía del sujeto con vestimenta blanca de la otra vez. La puerta principal se cierra por sí sola. El tipo de blanco me habló.
-Te dije que volvería cuando tuvieras algo que amaras. Creo que fui maleducado al no presentarme aún, permítame presentarme.
Lo interrumpí gritando que se fuera, que no me interesaba su nombre, que lo echaría a patadas si no se marchaba de una vez. Le pregunté dónde estaba mi mujer.
-Por favor, es necesario presentarse, soy Nueve, el dueño de la imaginación. Su querida esposa “ya no está entre nosotros”. Seis, la niña que viene conmigo, le ha dado un concierto de “muerte”.
Seis respondió feliz.
-¡Nueve dijo que sería una gran sorpresa para ti, señor!
Yo sin saber qué pensar por el simple hecho de que estaba encerrado con asesinos en mi propia casa, caigo al suelo y me pongo a llorar por mi mujer que aún tenía a nuestro bebé en su vientre. Nueve me hace una pregunta.
-¿Harías lo que fuera por un deseo?
-Sí… lo haría…    -Respondí.
Nueve me contesta con una sonrisa.
-Has sido mi objetivo por un tiempo, y ahora que te conozco del todo, creo que ya podemos dar inicio al desafío “Nueve”. Cuando ganes, tendrás dos opciones, la primera es un deseo, puedes pedir lo que sea. La segunda es ser mi seguidor y vivir eternamente en Cero, un lugar donde el sufrimiento no existe, donde podrás dibujar por siempre, observar el mundo desde su creación y hacer cosas que están más allá del ser humano. Esto te lo digo solamente a ti porque presiento que me serás bien útil. Cuando te lleve a Cero, nadie te recordará. Ahora vete a dormir.
Al terminar de hablar Nueve, mis ojos me pesaban, no tenía tanto sueño en mi vida, no podía soportarlo y al cerrarlos aparezco en mi cama, pero sentía algo extraño. Por una extraña razón, viene a mi cabeza mis primeros temores de pequeño que aún no he superado.
Un extraño tipo de mirada penetrante estaba sentado en una silla frente de la cama observándome, sus ojos tenían un color raro, uno era rojo y otro azul, su cabello era largo de color negro, llevaba un traje negro modificado, un sombrero de copa un poco maltratado de color negro y una cinta roja, su piel era blanco como un lienzo, y tenía un libro grande con ojos que se movían, y que flotaba alrededor de él con el título “Draw For Ever”. Algo me decía que era Nueve y estaba en lo cierto. Agarra su libro y lo abre, agarra un lápiz muy raro que también flotaba alrededor de él, empieza a hacer algo, como si estuviera dibujando. Nueve habla con una voz rara.
-Te diré lo mismo que todos desde ahora, quiero oír el dulce canto de terror tuyo, he visto que hacías varios retratos de tu esposa, pero por ahora…
Nueve voltea su libro y pude ver que se trataba de mi querida madre, no sabía cómo fue que la reconocí, la quería más que nada en el mundo. Pero algo me perturbaba del dibujo, tenía la cara desfigurada, con un ojo fuera de su lugar aún conectado, sin la mandíbula, la lengua larga, con un disfraz de payaso. Nueve me habla despacio.
-Tu fobia a los payasos no los superaste, y sé que le tendrías miedo hasta lo que más quieres de esta forma.
Nueve mete la mano al dibujo y lo saca jalándole de los pelos dejándola en el suelo. Yo me levanto y me pongo en una esquina lo más rápido que podía. Veía a mi madre de pesadilla de mi infancia, me sentía como un niño en ese momento, le he temido a los payasos pero algo así es para morirse del miedo.
Mi madre de pesadilla se levanta, mirándome, con el ojo balanceándose de un lado a otro, hacía ruidos, sonaba su nariz roja, se movía con energía y al final se acercó a mí, se acercaba más a mi cara hasta que aparecí en la sala de mi casa. Me puse a buscar tan siquiera el cuerpo de mi querida pero no estaba en ningún lado, todo el día no ha pasado nada por más alerta que estuve. Cae la noche, estuve despierto hasta donde pude, pero caí rendido.
Aparezco en un lugar diferente, lo recordaba, estaba en el dentista, al verme en un espejo me veo a mí mismo de pequeño. No quería pensar lo que pasaría hoy, así que me puse a pensar un rato del desafío, “No debo gritar por lo que veo, si el desafío se llama “Nueve” debe ser por su duración, nueve sueños, sí, nueve sueños y ya podré pedir el deseo de que mi querida vuelva”.
Nueve aparece con su misma forma pesadilla.
-Felicidades, pero la dificultad aumenta… -Nueve se ríe en el interior y me muestra un dibujo de un dentista con herramientas-
Llega un odontólogo normal, es normal que tenga miedo, después de todo a algunos les da miedo extremo al dentista, siempre pensaba que tiraría sangre de a montón cuando vine por primera vez, pero no era así.
Sin darme cuenta, el desgraciado me fuerza a la silla con cinturones impidiendo mi movimiento cuando estuve confiado, de alguna manera hace que no pueda cerrar la boca, el primer instrumento que veo, es un martillo, por más que me movía no podía zafarme, me rompía algunos dientes con el martillo, no sentía el dolor, pero el dolor me lo imaginaba y me llegaba, sentía salir algo cálido de mi boca y el dentista me muestra que era sangre con su dedo, lloraba, pero no gritaba. Después veo su segunda herramienta, un alicate, me agarraba un diente y me lo quitaba con fuerza, sentía que iba a explotar del terror y dolor que imaginaba, había manchado completamente al dentista de sangre. Se bajó el cubre boca y me muestra su boca sangrando con cristales en vez de dientes.
Me despierto y corro hacia un espejo y me veo los dientes, no podía soportar el miedo y solté algunas lágrimas mientras me consolaba a mí mismo.
Después de algunos sueños, no podía creer que mis miedos y cosas que amaba se pondrían en mi contra, primero mi madre pesadilla, en segundo un dentista con herramientas que me quitaba todos los dientes, en tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo, y octavo, me aterraron tanto que olvidé completamente lo que pasó en esos sueños. Hoy, es el último, todo lo hago por mi mujer e hijo.
Llega la noche, con mucha confianza, duermo tranquilamente. Despierto en una habitación completamente vacía de color negro. Nueve estaba flotando en el lugar sin preocupación dibujando.
-Creo que te preguntarás, el por qué tu esposa, y el por qué escondí su cuerpo. La respuesta es simple, en primera, fuiste elegido de tantos dibujadores con gran imaginación, para saber si amas tanto tus dibujos con tus fobias y cosas que odias como yo lo hice antes. Y en segunda…
Nueve desciende y deja su libro en el suelo, sumerge su mano dentro de su libro y saca a mi esposa, muerta.
-En segunda, tu amor fue tu esposa e hijo, y tu miedo es verlos muertos.
La veía, cargando lo que sería la cabeza de nuestro bebé, era lo único necesario para hacerme gritar de temor, pero, se me había ido la mente a otro lado, por lo que no grité. El dibujo de mi esposa e hijo desaparecieron después de unos largos minutos. Nueve empieza a hablar.
-Ya sé lo que piensas, después de ver a tu esposa muerta, ya no la quieres pedir de regreso por miedo a mirarla. Felicidades, vivirás eternamente en Cero.
-A partir de aquí ya no hay nada que contar, como ven, cumplí el desafío, y ahora soy su seguidor número 9, después de ver a mi esposa muerta, perdí las ganas de seguir en aquel mundo. Ahora estoy en Cero, un buen lugar, solo somos X seguidores de saber cuántos, me siento afortunado, una vida eterna, dibujando por siempre, aunque Nueve me ha quitado la mitad de mis habilidades en el dibujo, dibujamos solamente en blanco y negro, viendo el mundo desde su creación y cuantas veces ha sido destruido y otros universos. Nos encanta ver el sufrimiento de cada ser que existe.
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